InícioNão Tengo QueEducaçãoUniversidade Atlas
Não foram encontrados artigos.
Não Tengo Que

Não Tengo Que

5 Mins
|
31 de Agosto, 2011

¿Cuántas veces a la semana decimos "Tengo que ..."?

Tengo que sacar la basura ... cambiar el aceite del cenoura ... pagar mi tarjeta Visa ... Tengo que hacer una presentación en la reunión de ventas ... dar examen final de Física ... entretener a la familia política esta semana ... Mi mujer y yo tenemos que hablar en serio sobre el problema escolar de la hija nuestra ... o cuanto gastamos en comida ... o la pelea que tuvimos ayer ... Tengo que perder algo de peso ... dormir mais ... tener más iniciativa en mi trabajo.

De esa clase son las cosas que típicamente aparecen en las listas de "Pendiente", y en los propósitos de Año Nuevo. Y la mayoría de ellas, tomadas literalmente, son falsas. En la práctica del Objetivismo es importante tener presente exactamente por qué son falsas.

Ayn Rand, en su ensayo "Causality Versus Duty" (reproduzido em "Filosofia: Quem precisa dela"), contó la historia de una mujer a la que se le dijo que tenía que hacer algo. "Señor: [contestó la mujer] no hay nada que yo tenga que hacer excepto morirme". Rand comentó:

"Vida o muerte es la única alternativa fundamental del hombre". Vivir é o seu acto básico de eleição. Si escoge vivir, una ética racional le dirá cuales principios de acción son requeridos para poner en práctica su elección ...".

"La realidad confronta al hombre con gran cantidad de 'deberes', pero todos son condicionales; la fórmula de la necesidad realista es: 'Ud. debe, si ...', y esos 'si', quedan a su elección ..."

Si quiero comer, debo seguir ciertos pasos para obtener comida. Se queres praticar a medicina, deves adquirir os conhecimentos e as habilidades necessárias. Si quiero tener un matrimonio feliz, hay cosas que debo hacer para lograr ese valor. Em geral, não podemos lograr valores sin esfuerzo; y la naturaleza del esfuerzo está determinada por los hechos de la realidad, y más específicamente: por la ley de causalidad, que relaciona a las acciones con sus consecuencias, a los medios con sus fines. En tal sentido, hay gran cantidad de cosas que tenemos que hacer. Pero hay siempre un implícito "si": si es que queremos lograr el fin en cuestión. Toda a empresa depende de nuestro compromiso con el objetivo, y no hay en la realidad que imponga ese compromiso sobre nosotros. Decir "tengo que" es hablar en el lenguaje de la compulsión, del deber, de la autoridad, de mandatos o restricciones impuestas desde fuera. El Objetivismo no es una ética del deber sino de los valores, siendo los últimos y fundamentales nuestra propia vida y su felicidad.

El lenguaje de los valores es "Yo quiero" y "Yo voy a": Yo quiero tal cosa, y voy a hacer lo que se requiera para lograrla.

Hablar en lenguaje de los valores en lugar del deber - "quiero" en vez de "tengo"- constituye un recordatorio diario de que vivimos por elección, con la libertad y las responsabilidades que ello comprende. Cuando pienso en una tarea como algo que quiero hacer, afirmo que es un ejercicio de escogencia, y una acción que sirve a mis valores. Pero cuando pienso en esa tarea como algo que "tengo que" hacer, la despego de mis valores, y mentalmente cedo una porción de mi vida a un poder ajeno; las horas que ella toma se sienten como un impuesto retenido sobre mi tiempo en la tierra.

Por supuesto, lo importante no son las palabras en sí mismas, sino el pensamiento que hay detrás de ellas. Muchas personas insistirán en que cuando dicen "Tengo que", hay un "si" que está implícito. Que han escogido sus objetivos, y que simplemente se están concentrando ahora en los requerimientos que la realidad les impone si han de lograrlos. Bien. Pero hay peligros en dejar implícito el "si"; y ventajas correlativas en decir y pensar explícitamente "Yo quiero".

1) El lenguaje de los valores nos mantiene enfocados en nuestra responsabilidad por nuestras elecciones. Cuando alguien nos hace una invitación que no deseamos, es muy fácil decir: "Me encantaría, pero tengo que estudiar para el examen ... o visitar a mi mamá ... o llenar mis declaraciones de impuestos". De hecho podría elegir aceptar esa invitación, pero tengo otros valores a los cuales dedicar mejor mi tiempo. Lo cual es cierto sin importar si tengo una excusa convencionalmente aceptable -un real compromiso u otra obligación- o si simplemente quiero leer un libro o salir con otra persona. La mayoría de nosotros se esquiva decirlo en palabras como esas, para no herir los sentimientos de la otra persona. Pero lo que en efecto estamos diciendo entonces es: "Mi tiempo no me pertenece; solo puedo justificar mi rechazo a su invitació porque tengo otro deber que cumplir". Pero nada tiene tal exigencia para mí, fuera de mi elección, basada para mí en mis propios valores. Puedo actuar con tacto al declinar la invitación, pero no tengo por ello que ceder la responsabilidad por mis acciones en pro de alguna necesidad impessoal.

2) El lenguaje de los valores nos mantiene en contacto con el hecho de que nuestros propósitos son proyectos en curso, y que libremente renovamos nuestros compromisos a ellos mientras los desarrollamos. Los valores importantes en nuestras vidas, contos como una carrera o un matrimonio, incluyen compromisos a largo plazo. Contos de valores estructurais, contos de nuestras vidas en el tiempo, integrando os dias e os años en un todo que tiene significado. El peligro es que los vayamos a ver como compromisos que hicimos en algún punto del pasado, y a los cuales ahora estamos atados. É fácil para um objectivo volverse nuestro amo en lugar de nuestro sirviente, una nueva forma de deber antes que un medio para nuestra felicidad y bienestar.

"Tengo que ir a una reunión de ventas esta semana; no es mi actividad preferida, pero es parte de mi trabajo. Sí, teóricamente podría renunciar, pero desorganizaría totalmente mi vida. Yo me metí en este baile, ahora tengo que bailar. Así que tengo que ir a la reunión". É o lamento de alguien cuyos objetivos se han fosilizado en deberes. Aunque se hace responsable de su actual situación, esta es de respuesta pasiva ante demandas externas antes de que procure activamente su felicidad. Cuando parece más natural decir "Tengo" que "Quiero", es tiempo de detenerse a hacer inventario. Incluso si decido quedarme en un empleo insatisfatorio, puedo reafirmar no obstante que elijo cada día procurando así un valor incluso en una reunión aburrida.

3) El lenguaje de los valores nos ayuda a hacer elecciones específicas. Todo el mundo tiene más cosas que hacer que tiempo para dedicarles. Una de las certidumbres de la vida es que habrá cosas de la lista no tachadas al final de la semana. Para decidir cuales cosas hacer y cuales dejar, el enfoque racional es poner cada tarea en su contexto: ¿a qué fin sirve?, ¿cuán importante es lograrlo?, y ¿qué valor prioritario le doy?

Si pienso en términos de "Quiero", esas preguntas surgen automáticamente, y puedo ajustar el uso de mi tiempo a mis valores de mayor alcance. Se for pienso em términos de "Tengo", a minha mente não se plantea é tão importante como as preguntas. Los "tengo" tienden a ser entonces todos iguales: divorciados de mi jerarquía de valores, se autopresentan en una misma fila, haciendo idénticas demandas de mi tiempo. Mis decisiones sobre cómo emplear mi tiempo se sienten así arbitrarias; me siento culpable de lo que dejo sin hacer, o dejo todo para ser hecho en algún futuro no especificado (el cual en su momento se llenará con su propia nueva cosecha de "tengos").

4) El lenguaje de los valores aún puede llenar labores subalternas, como sacar la basura, con la significación de los fines a que sirven. No hay voz alguna en el cielo que me mande a sacar la basura. Soy libre para dejar que se acumule en mi cocina, si estoy preparado para convivir con el olor, el desorden y el peligro para mi salud. Pero de hecho valorizo un ambiente limpio y ordenado. É intrínsecamente satisfatório para mim, um hogar que mar confortável e estéticamente agradável, sem infestado de basura. Tan pronto como focalizo en lo que quiero al sacar la basura, ello se convierte en un modo de experimentar ese valor concretamente.

Muchas de las cosas que sentimos que tenemos que hacer son valores instrumentales: cosas que hacemos como medios para fines ulteriores, aunque no son placenteras en sí mismas. Os filhos das multas ulteriores, as cosas que encontramos intrínsecamente satisfactorias -como el trabajo creativo, una relación romántica, una buena conversación, una experiencia estética conmovedora-, las que dan significado a nuestras vidas. O embargo do pecado mucho de nuestro tiempo se gasta em tareas instrumentales. Vale la pena el esfuerzo mental de mantenerlas firmemente conectadas a los fines intrínsecamente valiosos a que sirven, haciendo de ellas cosas que queremos hacer.

Un gran logro de Ayn Rand como filósofo fue probar que todos os valores son instrumentos al servicio de la vida. Su gran logro como novelista fue mostrar -a través de sus héroes- de qué manera el compromiso apasionado a la propia vida puede investir con significado intrínseco cada momento, cada tarea, cada valor instrumental. "No importa qué noche la precediera, [Dagny] nunca supo de una mañana en la que ella no sintiera al levantarse una silente excitación, que se transformaba en una contenida energía en su cuerpo y un hambre de acción en su mente, por ser el comienzo del día, y por ser un día de su vida. ... Se sentó en su escritorio sonriendo en desafío al sinsabor de su trabajo. Odió el informe que tenía que terminar de leer; pero era seu trabajo, era seu ferrocarril, era sua mañana".

Por todas as esas razones, considero un ejercicio útil hacer una corta pausa cuando me encuentro pensando "Tengo que", y preguntar: ¿Quiero? Pienso que es una liberación sentirse desespertando al comienzo de un día con el entendimiento de que"no tengo nada que hacer hoy". No es una experiencia que debe reservarse para los domingos en la mañana, o el primer día de vacaciones. Es verdad cada día de nuestras vidas.

Revista Tomado de IOS, Volumen 6, Número 1, Abril 1996.

David Kelley Ph.D
About the author:
David Kelley Ph.D

David Kelley founded The Atlas Society (TAS) in 1990 and served as Executive Director through 2016. In addition, as Chief Intellectual Officer, he was responsible for overseeing the content produced by the organization: articles, videos, talks at conferences, etc.. Retired from TAS in 2018, he remains active in TAS projects and continues to serve on the Board of Trustees.

Kelley é um filósofo, professor e escritor profissional. Após ter obtido um doutoramento em filosofia pela Universidade de Princeton em 1975, entrou para o departamento de filosofia da Faculdade de Vassar, onde leccionou uma grande variedade de cursos a todos os níveis. Também ensinou filosofia na Universidade Brandeis e leccionou frequentemente em outros campi.

Os escritos filosóficos de Kelley incluem obras originais em ética, epistemologia e política, muitas delas desenvolvendo ideias objectivistas em nova profundidade e novas direcções. Ele é o autor de A Evidência dos Sentidos, um tratado de epistemologia; Verdade e Tolerância no Objectivismo, sobre questões do movimento Objectivista; Individualismo sem robustez: A Base Egoísta da Benevolência; e A Arte da Raciocínio, um manual de lógica introdutória amplamente utilizado, agora na sua 5ª edição.

Kelley deu palestras e publicou sobre uma vasta gama de tópicos políticos e culturais. Os seus artigos sobre questões sociais e políticas públicas apareceram em Harpers, The Sciences, Reason, Harvard Business Review, The Freeman, On Principle, e noutros locais. Durante a década de 1980, escreveu frequentemente para a Barrons Financial and Business Magazine sobre questões como o igualitarismo, imigração, leis de salário mínimo, e Segurança Social.

O seu livro Uma Vida Própria: Direitos Individuais e o Estado Providência é uma crítica às premissas morais do Estado social e à defesa de alternativas privadas que preservam a autonomia, a responsabilidade e a dignidade individuais. A sua aparição no ABC/TV especial "Ganância" de John Stossel, em 1998, suscitou um debate nacional sobre a ética do capitalismo.

Especialista reconhecido internacionalmente em Objectivismo, deu amplas palestras sobre Ayn Rand, as suas ideias, e as suas obras. Foi consultor para a adaptação cinematográfica de Atlas Encolhidoe editor de Atlas Encolhido: O Romance, os Filmes, a Filosofia.

 

Trabalho principal (seleccionado):

"Conceitos e Natureza: A Commentary on The Realist Turn (de Douglas B. Rasmussen e Douglas J. Den Uyl)", Reason Papers 42, no. 1, (Verão 2021); Esta crítica de um livro recente inclui um mergulho profundo na ontologia e epistemologia dos conceitos.

As Fundações do Conhecimento. Seis palestras sobre a epistemologia Objectivista.

"The Primacy of Existence" e "The Epistemology of Perception", The Jefferson School, San Diego, Julho de 1985

"Universals and Induction", duas conferências nas conferências da GKRH, Dallas e Ann Arbor, Março de 1989

"Cepticismo", Universidade de York, Toronto, 1987

"The Nature of Free Will", duas conferências no The Portland Institute, Outubro de 1986

"The Party of Modernity", Cato Policy Report, Maio/Junho de 2003; e Navigator, Nov 2003; Um artigo amplamente citado sobre as divisões culturais entre os pontos de vista pré-modernos, modernos (Iluminismo) e pós-modernos.

"I Don't Have To"(IOS Journal, Volume 6, Número 1, Abril de 1996) e "I Can and I Will"(The New Individualist, Outono/Inverno 2011); peças de acompanhamento para tornar real o controlo que temos sobre as nossas vidas como indivíduos.

Economia / Empresas / Finanças